La máquina de secado.
Era una vez una ciudad en la que un grupo organizado de hombres raptaba niñas antes de que cumplieran doce años para criarlas. A partir de esa edad, era la costumbre de conectarse unas seis horas diarias a unos grandes cascos de peluquería. Los hombres habían empezado a sentir el cambio. A los hombres no les gustaban las mujeres autómatas.
Publicar un comentario