Hay un toc toc que toca a tu puerta
Normalmente los taxistas son taxistas y sueñan. No a la inversa. Uno no es cineasta y luego se hace taxista. Uno es taxista y, mientras pasas tu vida combatiendo las crisis de hemorroides y el tráfico de la congestionada ciudad, sueñas con la posibilidad de ser cineasta. Pero a veces, ocurre todo lo contrario. Despertamos un día siendo cineastas. Despertamos un día mentando la madre del conductor que te chocó por detrás.
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