Y si necesitas utilizar los dos scripts, este es el codigo entero: Yo, tóxica.: abril 2010

viernes, 23 de abril de 2010

Lúdico



Foto: Laura González/ Plaza Bolívar de Chacao, Caracas, 2010

miércoles, 14 de abril de 2010

1998


Ella está acostada en un banco en el parquecito. Aunque va vestida de uniforme, parece mayor. Su amiga se fuma lo que queda de un cigarro y se despide. La deja ahí con el tipo ese. Cualquier papi que viera a su hijita de dieciséis con un negro con pinta de marihuanero, se molestaría, pero se supone que están en clases y nadie tiene por qué saber.
Ella pasa su mano por su pubis, encima del uniforme. El tipo la mira, a ella no le importa estar en un lugar público mientras se toca. Todo el mundo pasa por ahí: las viejitas de pelo morado, los deportistas, los que pasean a sus perros, todo el mundo que no tiene un trabajo de 8 a 5.
Luego se mete la mano dentro del pantalón de gabardina azul y se rasca la cuca. Es una mezcla de coqueteo abierto con picazón de las mucosas vaginales. No se sabe si tiene hongos o ganas de tirar.
Más tarde, cuando llegue a su casa, papi le preguntará qué tal estuvo su día; a lo que ella responderá con desdén adolescente:-Normal-, para luego encerrarse en su cuarto a escuchar punkrock en su discman.
Pero mientras, ella se masturba en el parquecito detrás del colegio al tiempo que "El Negro" la observa.
El negro se monta sobre su jevita, en el banquito del parquecito, le dice al oído que es muy sexy. Con todo lo cursi que puede ser. Él tiene un par de años más que ella pero todavía está sacando el bachillerato por parasistemas. Ella se ríe, saca su mano del pantalón y le agarra el guevo. Luego de unos minutos, salen de su ensimismamiento para sentarse, fumar un cigarrito y hablar.

sábado, 10 de abril de 2010

Ambivalente

Despertar de nuevo así tiene un no sé qué de esos que no se explican. Hay una pequeña duda merodeando en el cuarto, tan pequeña que es imperceptible pero es sólo nuestra y la sabemos concreta. Resultado de mi recurrente estupidez, de mi ambivalencia y mi porquería mental. Ahora me aceptas de nuevo sin razonar tanto, a pesar de que mi recurrente estupidez fue vomitada con argumentos supuestamente razonados y racionales. Ahora me recuerdo yo vomitando todo aquello y soy incrédula de mí misma. No hay razón alguna que pueda explicar lo acontecido, aunque vuelva a los argumentos antes desplegados en el campo de batalla. Mis armas contra tus flores.

Foto: Laura González/ Caracas, 2009

En la distancia del tiempo todo se distorsiona. Alguna memoria queda, de la selección de las memorias que uno tiende a hacer, sólo para beneficio propio. Agradezco no recordar, en este caso, mucho de lo vomitado. Ya el karma de la culpa que carga uno, como te decía: como la muleta que por soporte lleva un puñal, ya es suficiente. Aunque a veces creo que no. Pero te vuelvo a ver y me destruye tu verbo. Tus flores.

viernes, 2 de abril de 2010

Probando

1, 2, 3. Sonido.