1. Primero lo primero.
El problema de la
identidad del “yo”, que para Descartes fue resuelto con su máxima cogito
ergo sum, corresponde para Paul Ricoeur, a lo que él denomina la Teoría
Narrativa de la Identidad, bisagra entre la descripción de las acciones y la
ética. Así, la identidad es un juego dialéctico entre la mismidad (idem)
y la alteridad (ipse): el devenir entre lo mismo y lo otro. Para
intentar comprender nuestro accionar, Ricoeur propone la narración de la propia
vida, que supone la construcción de la propia identidad como un relato de los
acontecimientos vividos, que en definitiva se convertirán en experiencias. Y es
en el proceso de relatar, cuando nuestro “yo” constituye un ipse:
nos vemos a nosotros mismos en forma de reflexión.
La teoría de la
narración sirve entonces como síntesis entre la teoría de la acción y la ética:
es en las experiencias, en las que encontramos la posibilidad de dar una valoración
ética a la propia vida. En la medida en que puedo narrar(me), puedo atribuir(me)
culpas o absolver(me) de alguna situación. En este punto entra un elemento
importante dentro de la teoría ricoeuriana, y es el uso de elementos
ficcionales para hilar un relato. La ficción estaría permitiendo al
hombre una especie de desdoblamiento para poder valorarse según los parámetros
éticos bajo los cuales vive, de forma tal de reflexionar sobre nosotros mismos
desde la alteridad (otredad, ipse),
ordenando las experiencias a través de la imaginación. Y con claves como
relato, imaginación, alteridad, desdoblamiento, podemos introducir fotografía,
retrato, autorretrato.
Sin embargo, es
necesario preguntarse si el relato es separable de la vida que lo creó, como
preguntarse si la obra, la pintura, la fotografía, son separables del artista
de donde surgieron. Cabe decir, que para Ricoeur, la persona es su historia, y
en definitiva es el protagonista, autor (guionista) y narrador de su vida. De
allí que “El relato construye la identidad del personaje (…) al
construir la de la historia narrada”[i] y
en fin que la identidad de la historia haga la del personaje en un ciclo sin
fin. Sin fin, sinfín.
2. Si un árbol se cae
en un bosque y nadie lo escucha…
Siguiendo a Juan
Pablo Castel y a Sábato (en otro contexto obviamente, lo que interesa es la
forma) introducimos la segunda parte con este pequeño ejercicio.
La "otredad" es todo
aquello que no es "yo"
La soledad coexiste con la otredad
La soledad misma no es posible sin el
otro, sin la ausencia del otro
Y el instante de la soledad debe ser
legitimado por el otro
Existen algunos
agentes que debemos tomar en cuenta en la creación del relato: el otro, las
circunstancias en las cuales la obra surge (que podríamos definir tal vez como
las experiencias o la historicidad del artista) y por último, la posibilidad
que tiene uno mismo de falsear su propia historia.
De la historicidad dependerá
nuestro lenguaje al narrar, y por supuesto los lentes a través de los cuales
veremos el mundo. Nuestro mundo, no es sólo el mundo en que vivimos, sino
también el que decidimos crear para nosotros mismos. Existe, un proceso de
selección en el cual establecemos qué es lo que tomaremos para conformarlo, entonces,
para poder narrar las experiencias vividas, buscaremos dentro de nuestro propio
mundo la forma de creación de la obra final. La historia de una vida, será
entonces producto del mundo en el que se desarrolla.
La posibilidad de
falsear la propia obra, se nos puede mostrar desde tres puntos de vista, como
mínimo. El primero, referido al deseo de justificar moralmente nuestras
acciones, esto se nos presenta como una manera de desvinculación con la propia
realidad. El segundo, que corresponde a nuestra relación con las otras
personas, en tanto que mentimos sobre nuestro relato para engañar, en especie
de tácticas maquiavélicas y posiblemente con intereses personales y objetivos
destinados a convencer, aunque luego la promesa no sea cumplida. Y por último,
porque tenemos problemas psicológicos. Aunque las dos anteriores se podrían
resumir en la tercera, con el perdón de los que tienen (tenemos) problemas
psicológicos.
En todo caso, lo
que nos interesa más en este asunto del propio relato a través de la creación, es el reconocimiento del otro. Pues
si un árbol se cae en un bosque y nadie lo escucha, podríamos discutir acerca
de si realmente se ha caído. Que es lo mismo que si tomamos una foto y nadie la
ve…